jueves, 23 de octubre de 2014

Un poco de orden

Hoy, aprovechando que no fui a laburar, estuve "reorganizando" mis cosas; puse en funcionamiento un viejo computador de escritorio (de los que no cabe ya en los escritorios actuales), encontré aparatos que daba por perdidos, documentos que ni siquiera recordaba que existían, y obviamente papeles que usrealmente no sirven es para nada.  Con las ganas de dar "cierto orden" al conjunto de cosas me tocó hacer lo que ya desde hace tiempo me habían estado diciendo en la casa y por fin me decidí a "echar a la basura las cosas que ya no se usan", que en este caso terminaron siendo dos enormes bolsas de papeles inservibles y ya usados por ambos lados.  Este pequeño ejercicio me llevó a pensar algunas cosas que quiero compartir con ustedes.

Entre las cosas que descarté había un enorme cerro de FOTOCOPIAS de la universidad que l@s docentes ponían a fotocopiar para hacer ejercicios, leer y estudiar, pero que en últimas, al menos a mi me pasaba, uno terminaba usando si mucho la mitad de tal caterva textual e incluso, y ni yo me las creía, a veces tocaba sacar el mismo montón más de una vez. Algo me indica que much@s de l@s que me enseñaron eran bastante escueler@s y realmente ponían tarea era por mandar muchas cosas para hacer más no como parte esencial y bien craneada de una estratégia de enseñanza.

Encontré también unas cuanta "guías de estudio" de ciert@s docentes que consistían nada más y nada menos que en las fotocopias de unos acetatos hechos con marcador que proyectaban en clase.  Estas "guías de estudio" eran magistralmente recitadas por el docente en una clase que se convertía en un somnífero de proporciones míticas mientras yo pensaba que era totalmente ridículo asistir a una clase donde el profesor se dedicaba única y exclusivamente a leer de la proyección lo que ya uno debía haber leído.  Tristemente ese curso era obligatorio en mi carrera. De seguro vari@s docentes aplican esta patética forma de enseñar que solo sirve para terminar de hacer la digestión.

Encontré cuadernos con un palimpsesto de contenido en cada uno que hacía casi imposible su lectura. Al revisar estas notas recordé cada momento en que los escribí pero la verdad me pareció muy simple y tosco su contenido. Comprendo que hicieron parte de mi aprendizaje pero la verdad ahora mismo me pregunto qué de bueno tenían mis apreciaciones con tan poca profundidad como para que mis profesores y profesoras quedasen conformes con mi desempeño académico.

Encontré aparatos viejos que ya no recordaba o que daba por perdidos y esto fue reconfortante para mí. Sobre todo porque encontré un dispositivo que justo días antes había tenido que usar y al no encontrarlo pensé que debería comprar nuevamente. Que dulce experiencia encontrar algo que de verdad necesitas.

Por último pero no menos importante, los libros que encontré obviamente los ordené en la estantería.